miércoles, 30 de diciembre de 2009

buena suerte

Mi deseo de felicidad para todos y especialmente para los que escriben, la verdad que me ha costado bastante encontrar a esos bichos raros llamados escritores, pero se que los hay por todas partes. Este Blog fue creado con la idea de difundir la obra del genial Mario Levrero y comentar y compartir temas literarios, espero que el año que viene esos cometarios puedan ser más, que los que estén por allí con ganas de hablar de literatura pasen un rato por acá, sin más les deseo buena suerte, en la etapa que vamos a comenzar.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Por que escriben los que escriben

Me llamo Fernando Morales, estudie carreras de letras y soy periodista, pero más allá de todo eso, me siento escritor, como lo dice levrero ser escritor no se le desea a nadie, todos creen que lo pueden hacer, casi nadie paga por ello y casi todos piensan que se trata de una pérdida de tiempo, salvo que se escriba Harry Potter y se ganen importantes sumas.
Mientras uno a avanza en la lectura, (que es más importante que la escritura), se da cuenta que escribir es buscar un lugar en el universo, escribir es comunicarse con el futuro, es también traer el pasado al presente, es gritar verdades en las caras de los que siempre quieren que nos callemos. Pocos son los que logran vivir de este arte, Levero lo logró de a ratos, pero tuvo la valentía de elegir serlo, algunos que queremos serlo, no podemos aceptarlo. Por esa razón trabajamos de cosas horribles y nos imponemos un destino de espera, estamos a la espera de la gran oportunidad, mandamos cuentos y poemas a concursos, que ya sabemos arreglados.
Levrero recorrió varios caminos, pero cuando logró aceptarse como escritor empezó a vivir como tal, cumplió la premisa de Henry Miller "antes creía que era un artista, ahora lo soy", por esa razón hay que leer y difundir a Levrero, es sin duda el mejor ejemplo de buscar y alcanzar el camino... salud por los escritores, los que escriben, escriben por que no lo pueden evitar.

martes, 15 de diciembre de 2009

un pequeño homenaje al maestro Borges

La moneda y el Laberinto

Tenía catorce años, más o menos, cuando leí “La escritura del Dios”, Aquel lenguaje ,aquella forma de explicar el universo, me parecieron superiores, hay quién habla del alto arte y del bajo, de todos modos eso superaba aquellas categorías, era un arte mayor, la lectura y la relectura (más aún), me llevaron a pensar en las formas infinitas del universo y más aún en la belleza (su ideal).
Tiempo después mientras estudiaba periodismo , era empleado en un locutorio, tenía 19 años y en una tarde de invierno que parecía infinita, el clima amenazaba con regalarnos, una pequeña nevada, sabrán los españoles que en la zona de Argentina en donde yo vivo, es casi imposible que caiga nieve. Mi trabajo era aburridísimo, mi primera novia me había dejado y el hastío y la melancolía , hacían de aquella tarde gris una especie de condena feliz, (como los trogloditas de “el Inmortal”, yo sabía que esa nevada podía ser un pequeño favor, un instante que me devolviera a la vida).
Aquel día me acompañaba, un libro incómodo y negro, que mi tío gentilmente me había prestado, eran las obras completas de ya saben quién. De pronto una chica entró al lugar, pidió hablar y le ofrecí una cabina, estaba leyendo el “Zahir”, en donde un moneda vuelve loco al autor. En el momento de pagar la chica ofrece una moneda, en una estaba la cara de Borges, en la otra, inexorable el laberinto, me quedé viéndola un rato, la chica que nada sabía y nada le importaba, me preguntó si valía dos pesos, en ese momento me nació el impulsó de comprarla, tenía dos pesos, pero dudé, igual le dejé a la chica pagar con la moneda, luego en la caja pensé en cambiarla por un billete, era 1999, me dí cuenta hoy que es 2009 y pensé en el tiempo y en el zahir.
Mucho después de aquel episodio me dedique a leer especialmente ese cuento, el “Zahir”,. Parece un cuento más de Borges, pero para mí es medular, es un espejo que le devuelve toda su obra. Está el tigre que hipnotiza al mago en la escritura del dios, “en cuya bóveda un faquir musulmán había diseñado en bárbaros colores que el tiempo antes de borrar afinaba al tigre”. La cara de Teodolina que cambió tanto en su velorio es la cara de Beatriz que el tiempo le empezó a borrar rasgos en el Aleph.
También aparecen las cañas y las pulperías, de la esquina rosada, el piso de tierra de las casas de Funes , el memorioso. Entonces caí en la cuenta que Borges era mi Zahir, el era mi obsesión, él era el que me llevó por los caminos de la literatura y más aún el que me obsesionó con los problemas metafísicos, del tiempo y el lugar del hombre en el universo.

jueves, 10 de diciembre de 2009

la ciudad 2005

Entonces, escuché el primer disparo, mi caminar se transformó en correr y llegué hasta la antorcha, estaba en la pared, era la de un bar, que tenía las persianas bajas, imaginé un bar porque del otro lado escuché música, no había ventanas en esa pared de piedra, me di cuenta que estaba atrapado, podía volver o quedarme ahí en el medio de la nada, pero decidí volver al hotel, imaginé que alguien aparecería en algún momento, algún pasajero, aunque no había visto a nadie más.
Volví al hotel a oscuras, no había conserje, no había huéspedes, me encerré en mi pieza, ya casi sin fósforos, busqué en la mesa y encontré un pequeño cajoncito, adentro dí con una vela pequeña que encendí con uno de los últimos fósforos, me olvidé de mencionar que había un cuadro en la habitación, era una suerte de dibujo japonés, en donde un mar embravecido, trataba de hundir a un pequeño barco, esa imagen me recordó al puerto de la ciudad, hacía mucho tiempo que no lo visitaba, me tumbe en la cama rememorando una tarde con mi familia mirando un barco, cuando afuera, sonó el ruido de una moto con su motor en marcha...

sábado, 5 de diciembre de 2009

ciudad 2005 (4)

Cuando me harte de esperar en la oscuridad, encaré el pasillo y como pude, llegué a la conserjería, allí no había nadie, con la ayuda de los fósforos que se me iban terminando, lograba fugaces momentos de un destello de luz y así pude leer un cartel en forzado español que decía que el conserje había ido a comprar velas. volví a la habitación y encendí un cigarrillo tras otro, pero nada ocurrió, algo me decía que el corte afectaba también la calle, después de un rato de espera transformada en desesperación. salí a la calle y me encontré con otra oscuridad, dude en empezar a caminar, ya que estábamos en la ciudad vieja y la composición la de esas calles, ivan a hacer que me perdiera sin poder regresar jamás al hotel, pero la soledad y la oscuridad de mi habitación tampoco me ofrecían demasiado, comencé a caminar y a unos 50 metros vi una antorcha clavada en la pared, todas aquellas calles de piedra no daban la idea de un laberinto, lo eran.....

jueves, 3 de diciembre de 2009

ciudad 2005 entrega 3

Pedí agua, tomé mate, mientras fumaba otro cigarrillo. Pensé en otras ciudades, en esos momentos mi actividad mental se torna difusa, llegaron recuerdos de otros viajes y las habitaciones de otras ciudades, clasificar esa información se me hacía una tarea imposible, entonces me tumbé la cama, entrecerré los ojos y me dormí. Soñé con el ruido de los cascos de los caballos, resonando sobre las calles de la ciudad vieja, había jinetes envueltos en túnicas, armados de antorchas buscaban a una niña, una mujer me decía que esa niña era una santa, yo sabía a donde estaba, pero no recordarlo me ayudaba a no delatarla, pensaba en donde estaba, buscaba maneras de llegar sin que me vieran los jinetes y me desperté.
Todo era oscuridad en mi habitación, intenté accionar el interuptor de la luz, pero no sucedía nada, habían cortado la corriente, busqué la caja de fósforos que tenía en un bolsillo y encendí uno , así me hice una composición del lugar, encontré el picaporte y salí a un pasillo que también estaba a oscuras...

martes, 1 de diciembre de 2009

la ciudad 2005 , segunda entrega

Mil imágenes estúpidas y sobre todo literarias vinieron a mi cabeza, me figuré que yo era un pájaro, que por un destino a cumplir había sobrevivido a los otros pájaros, la llovizna se hizo lluvia y me fui al hotel que me recomendaba una trajetita que tenía en el bolsillo.
La habitación era más bien deprimente, estaba compuesta de un ropero, una cama, una mesa y una silla, cerré la puerta y del otro lado me encontré con un mapa de la ciudad, parecía muy antiguo, el tiempo y la tierra le habían dado un color verdoso, intenté leer el nombre de las calles, pero me resultó muy fatigoso porque no estaba escritas en español.
Recordé el tren que me había traído y con nostalgia quise estar otra vez marchando en sus vagones, su calidez uterina me había abandonado y parido en esa ciudad que me agredía y dejaba desnudo ante mis dudas mientras la lluvia golpeaba sin piedad.
Odio la lluvia y todas sus consecuencias, odio el agua que se acumula en la boca de las alcantarillas, agua turbia que nada tiene que ver con la noble y natural que derrama un río de montaña....

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